martes, 30 de junio de 2009

1….Declaración de intenciones

Que me registren.

Antes de que sea demasiado tarde, que me registren. Por si encontraran en mi bolsillo un carné de afiliada al PSOE, al PP, a IU (existen milagros...).

Que me registren… Que una ya no sabe lo que hace.

Te despistas y acabas –yo no quería, es que me obligaron- desayunándote bien Público, bien ABC's de manera desaforada, creyéndote conspiraciones del maligno o rezando el credo de la Alianza de Civilizaciones y coreando pareados de rima consonante en mítines atestados de abuelos o quizás chavalitos de polo azul en menos que tarda un riojano en acordarse al Altísimo.

Que me registren antes de que sea demasiado tarde.

jueves, 25 de junio de 2009

2….el título

No es por rencor, lo de ‘El Brote’ me refiero. Es que lo espero. En fin, es el consuelo que nos queda a unos cuantos, la espera, ¿no? Parece que es lo que toca.

Espere usted a que la crisis pase. Aguantar el chaparrón que hace tiempo que tocamos fondo y esto ya sólo es echar pa’rriba.

Espere y aguarde en sitio a refugio porque esto, ciudadanos/as, españoles/as, es cuestión de meses, cuando no de días.

Mientras tanto prometemos mantenerle entretenido. Circo, a falta de pan. Y en eso, no se me queje, ya vamos poniendo todos de nuestra parte, un poquito de cada cosecha.

Los unos, con las tramas de corrupción; los otros, con las píldoras post-coitales. Por aquí, las cazas ministro-judiciales; por allí, los trajes. La mujer barbuda, el tragasables y el niño de goma. Todo junto para el disfrute ciudadano.

España: el mejor espectáculo del mundo.

miércoles, 24 de junio de 2009

3…: el detonante

La luz del sol pelea con las filigranas de vinilo de la cortina de cristal, ahora abierta, ahora cerrada, que separa el ajetreo de la calle allí afuera con la pegajosa lentitud con la que pasan las horas aquí dentro.

Sentados de cara a un pequeño mostrador, una treintena de personas aguardan con la vista fija en una pantalla negra de números rojo luminoso que discurren a toda prisa.

Con cada número, un nuevo vistazo al pedacito de papel que cada uno acaricia y mira, mira y remira con la infinita paciencia que sólo los que ya han pasado por allí más de una vez han aprendido a desarrollar.

No así los nuevos; esos que, con cara de circunstancias, sacuden la cabeza de un lado a otro lado, en busca de una mirada cómplice en la silla de enfrente o en la señora del mostrador, que les mira con gesto circunspecto desde hace un buen rato.

- “¿Perdone…? ¿La tarjeta de demanda de empleo…?”

Sin apartar la vista de la pantalla de su PC, la mujer señala displicente. Junto a ella, una máquina invita a escoger opción (renovación, tarjeta,…) y turno, un ‘sírvase usted mismo’ modelo ‘Inem’ pero sin chocolatinas ni rancios sandwich de jamón y queso.


INEM 1 PARADO 0