viernes, 3 de julio de 2009

El mal de las medias tintas

“Una vela a Dios y otra al Diablo”. Así ha calificado el comité de empresa de Garoña la decisión del Gobierno de Zapatero de cerrar la central nuclear burgalesa en 2013. Una solución salomónica que tampoco ha contentado a los ecologistas.

La imagen vuelve a primar sobre el compromiso programático del Ejecutivo y sobre su deber de procurar, como en tantas otras cosas, una transición lógica de acontecimientos.

Más allá de si la central tuviera o no que cerrarse, cosa que, al parecer, los expertos insisten en que no sería necesario, de hacerse ¿no debería haber existido un plan de reubicación para los trabajadores? ¿una “alternativa industrial” a la que ayer se refería Miguel Sebastián que, en realidad, debería haber estado ya determinada para su puesta en marcha en 2011?

“Prematuro”. Así calificó ayer el ministro de Industria el poder hablar (a día de hoy) de una reindustrialización en la zona. Me pregunto si dentro de cuatro años –estén ellos u otros- tendremos que volver a oír hablar de lo mismo. Sólo que con unos cuántos trabajadores más con su futuro –ya sí- pendiendo de un hilo. De momento, como rezaba este artículo de El País en su titular, este Gobierno ya ha pasado la pelota a otro tejado.

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